Disfrutando el primer domingo de vacaciones, estaba en casa con mi familia, mi esposa Rosario, mis hijos Samuel Alfonso y Perla del Socorro, entonces de 2 años y 6 meses respectivamente, recibo la noticia de que estabas enfermo, que fuera a tú casa rápido.

Me preparaba a salir cuando me dieron la fatal noticia, te habías marchado.

Habías muerto en los brazos de mi hermano, en tranquilidad y en tú casa, ya que después de varios años atado a tú lecho por fin encontraste la paz para marcharte.

Cuando llegue ya estabas tendido en la cama, con tranquilidad en tú rostro, no me alcance a despedir de ti, pero te las arreglastes para hacerlo después.

Gracias por los recuerdos que me dejaste ya que siempre recordare aquel hombre mayor que conocí (siempre mayor): alto, siempre de traje, corbata, gorra y bastón, y sobre todo con la confianza de haber recorrido el mundo y de haber disfrutado de lo que hiciste, seguro de si mismo.

En está página es un pequeño homenaje para ti.

Hasta pronto.

Samuel Gómez

Al Ingeniero Alfonso Gómez Izquierdo